Fa dies que m'interessa la figura d'aquesta dama. Aparentment sembla una càndida àvia, però en realitat és una dona que ha viscut una de les més intenses històries d'amor del s.XX, una relació portada en silenci que l'ha convertit en un dels membres més estimats dels Bernrdotte...
**Hace diez años falleció en Estocolmo el príncipe Bertil, tío del actual rey de Suecia, Carlos Gustavo. Ante la oposición de su padre, el rey Gustavo Adolfo, tuvo que esperar 33 años hasta que su sobrino le autorizó a casarse con Lilian Craig, la bailarina galesa a la que amaba. El 6 de diciembre de 1976 la antigua bailarina se convertía, en la capilla del palacio de Drottingholm, en princesa real, duquesa de Halland, segunda dama de Suecia y esposa del príncipe Bertil, segundo en la línea de sucesión al trono.
Eran muchos los años que el príncipe había soñado con aquel momento dichoso, temiendo que, por razones de Estado, no llegara nunca.
El 30 de agosto de 1943, Lilian acababa de celebrar su 28 cumpleaños cuando conoció a Bertil, a la sazón joven y apuesto príncipe, agregado naval en la Embajada de su país en Londres. Tiempos de guerra. En un night club del West End, Bertil, de 31 años, advirtió cómo un marinero borracho molestaba a una bella joven de cabellos oscuros. La libró de él de un puñetazo en la mandíbula. El príncipe y Lilian se sentaron en la misma mesa y charlaron hasta el amanecer. Y así supo Bertil que Lilian era una joven bailarina, procedente de la industrial ciudad galesa de Swansea y que se hallaba casada con un actor escocés que prestaba sus servicios en el ejército. Pero su matrimonio era un fracaso y pensaban divorciarse cuando terminara la guerra.
Así fue como empezó el idilio de Lilian y el príncipe Bertil. La señora Craig tenía un pisito en el elegante barrio de Mayfair, donde se veía, discretamente, con el príncipe, que no olvidaba lo ocurrido con sus dos hermanos: habían tenido que renunciar a sus derechos al trono para casarse con jóvenes de familias no reales.
Terminada la guerra, Lilian obtuvo el divorcio. Una vez separada, Bertil se propuso seguir el ejemplo de sus hermanos. Pero la tragedia sacudió violentamente a la familia real sueca: el príncipe heredero, Gustavo Adolfo, hermano mayor de Bertil, perdía la vida en un accidente de aviación. Dejaba cuatro hijas y un varón, el heredero, de ocho meses -el actual rey de Suecia-, con lo que se producía un gran vacío entre generaciones, que sólo podía llenar el príncipe Bertil. Y prefirió sacrificar a la mujer que amaba, al contrario de lo que había hecho unos años antes el duque de Windsor. A Lilian sólo le quedó, entonces, la opción de dejarle o esperar.
Nadie supo de aquel love story hasta 1960. Cuando el rey Gustavo Adolfo, su padre, supo del idilio, reaccionó tan violentamente que Bertil me confesaba en una entrevista, en vísperas de la boda: «Creo que tuve mucha suerte al no encontrarme presente cuando alguien le dio la noticia a mi padre».
Por fin Lilian fue tolerada por la Corte. Incluso se la invitaba. Pero con una condición: sentarse a varias mesas de distancia de Bertil. Muchos años transcurrirían hasta poder contraer matrimonio. Y fue gracias a su sobrino, el actual rey Carlos Gustavo, que le dijo: «El día que sea rey cambiaré la Constitución para poderme casar con la mujer que amo y tú con Lilian».
Entre tanto, Bertil se ganó mucha popularidad por su carácter sencillo. Fue durante 10 años presidente del Comité Olímpico sueco. Dedicó gran parte de su vida a encabezar delegaciones comerciales de Suecia en el extranjero.
Al fin, en 1976, Bertil contraía matrimonio con la mujer que le había esperado la mitad de su vida, ya que el día de la boda la novia tenía 61 años y el novio 64. Una historia de amor de ésas de «hasta que la muerte nos separe».
Bertil Gustav Oscar Carl Eugen Bernadotte, de 84 años, tío del rey de Suecia, murió el domingo, 5 de enero de 1997, en su residencia de Estocolmo, tras empeorarse las deficiencias pulmonares y cardiacas que sufría desde hace años.
Eran muchos los años que el príncipe había soñado con aquel momento dichoso, temiendo que, por razones de Estado, no llegara nunca.
El 30 de agosto de 1943, Lilian acababa de celebrar su 28 cumpleaños cuando conoció a Bertil, a la sazón joven y apuesto príncipe, agregado naval en la Embajada de su país en Londres. Tiempos de guerra. En un night club del West End, Bertil, de 31 años, advirtió cómo un marinero borracho molestaba a una bella joven de cabellos oscuros. La libró de él de un puñetazo en la mandíbula. El príncipe y Lilian se sentaron en la misma mesa y charlaron hasta el amanecer. Y así supo Bertil que Lilian era una joven bailarina, procedente de la industrial ciudad galesa de Swansea y que se hallaba casada con un actor escocés que prestaba sus servicios en el ejército. Pero su matrimonio era un fracaso y pensaban divorciarse cuando terminara la guerra.
Así fue como empezó el idilio de Lilian y el príncipe Bertil. La señora Craig tenía un pisito en el elegante barrio de Mayfair, donde se veía, discretamente, con el príncipe, que no olvidaba lo ocurrido con sus dos hermanos: habían tenido que renunciar a sus derechos al trono para casarse con jóvenes de familias no reales.
Terminada la guerra, Lilian obtuvo el divorcio. Una vez separada, Bertil se propuso seguir el ejemplo de sus hermanos. Pero la tragedia sacudió violentamente a la familia real sueca: el príncipe heredero, Gustavo Adolfo, hermano mayor de Bertil, perdía la vida en un accidente de aviación. Dejaba cuatro hijas y un varón, el heredero, de ocho meses -el actual rey de Suecia-, con lo que se producía un gran vacío entre generaciones, que sólo podía llenar el príncipe Bertil. Y prefirió sacrificar a la mujer que amaba, al contrario de lo que había hecho unos años antes el duque de Windsor. A Lilian sólo le quedó, entonces, la opción de dejarle o esperar.
Nadie supo de aquel love story hasta 1960. Cuando el rey Gustavo Adolfo, su padre, supo del idilio, reaccionó tan violentamente que Bertil me confesaba en una entrevista, en vísperas de la boda: «Creo que tuve mucha suerte al no encontrarme presente cuando alguien le dio la noticia a mi padre».
Por fin Lilian fue tolerada por la Corte. Incluso se la invitaba. Pero con una condición: sentarse a varias mesas de distancia de Bertil. Muchos años transcurrirían hasta poder contraer matrimonio. Y fue gracias a su sobrino, el actual rey Carlos Gustavo, que le dijo: «El día que sea rey cambiaré la Constitución para poderme casar con la mujer que amo y tú con Lilian».
Entre tanto, Bertil se ganó mucha popularidad por su carácter sencillo. Fue durante 10 años presidente del Comité Olímpico sueco. Dedicó gran parte de su vida a encabezar delegaciones comerciales de Suecia en el extranjero.
Al fin, en 1976, Bertil contraía matrimonio con la mujer que le había esperado la mitad de su vida, ya que el día de la boda la novia tenía 61 años y el novio 64. Una historia de amor de ésas de «hasta que la muerte nos separe».
Bertil Gustav Oscar Carl Eugen Bernadotte, de 84 años, tío del rey de Suecia, murió el domingo, 5 de enero de 1997, en su residencia de Estocolmo, tras empeorarse las deficiencias pulmonares y cardiacas que sufría desde hace años.
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